Veinticinco años se cumplieron el pasado 25 de julio de la inauguración de los Juegos de Barcelona, donde Murcia consiguió la que es su mejor cosecha hasta ahora. Aquella fue una cita mágica para la Región. La flecha disparada por el arquero extremeño Antonio Rebollo dio inicio a unos Juegos en los que participaron hasta seis deportistas murcianos. Una representación que se saldó con una medalla de plata (Antonio Peñalver), la primera para la Región y la única hasta ahora en un deporte individual (la otra es de Laura Gil en baloncesto) y cuatro diplomas para todos los demás, por quedar clasificados, en sus respectivas disciplinas, de los puestos 4º al 8º.
La del alhameño fue la tercera medalla del atletismo español en los Juegos, después de los oros de Daniel Plaza en marcha y de Fermín Cacho en los 1.500 metros. Una medalla que incluso sorprendió al propio interesado, que seguramente no esperaba tal éxito. Por eso, pasados los momentos de emoción y de euforia, cuando la vuelta de honor al estadio con la bandera española en una mano y la murciana en la otra comenzó a ser un recuerdo agradable, Peñalver se dio cuenta de que había escalado a la cima de la popularidad. «Al principio no entendía mi popularidad, la rechazaba, y no llevé bien la situación, no la viví con naturalidad, no tenía ni idea de cómo gestionar aquello», explicó en una entrevista a ‘El Periódico’.
Ahora sí, ahora le gusta recordar prueba por prueba, y eso que son 10, el camino que le llevó al podio olímpico. Comenzó agarrotado los 100 metros («tantas personas gritando y transmitiendo la fiesta irrepetible de Barcelona»), pero los 11.09 valieron. Cumplió en la longitud (7.54) y en peso se quedó «con ganas», pese a ganar el concurso con 16.50. En altura se torció el tobillo en el calentamiento y economizó intentos hasta el 2.06. Y el ‘agónico’ 400 (49.66) le hizo acabar la primera jornada en puestos de podio: tercero. Hizo una marca no muy buena en 110 vallas (14.58) para comenzar el día decisivo, cuando se colocó segundo tras el disco, en el que logró un registro de casi 50 metros (49.68). Solo faltaba no hacer nulos en pértiga (4.90), agarrotarse lo menos posible en una jabalina que rozó los 60 metros (58.64) y no dejarse arrebatar 17 segundos en los 1.500 que cierran el decatlón. Solo el checo Robert Zmelik (8.611 puntos) fue más fuerte que Peñalver (8.412), que dejó atrás al favorito estadounidense, Dave Johnson (8.309), para hacer historia en el deporte regional: «Es que todos somos personas, hagamos 9.000 o 5.000 puntos. La presión era tan fuerte que a veces teníamos que tranquilizar y coger a compañeros que querían salir corriendo».
‘Atleta 10’ y ‘Superman’. Esos fueron los títulos que más acompañaron el éxito de Peñalver, a quien en principio le hacían gracia los calificativos, pero matiza: «Son muchos años de entrenamiento los que te capacitan para rendir dos días seguidos al 100%». Constancia, perseverancia. Dos conceptos al parecer anacrónicos en el atletismo español actual, en declive y sin figuras emergentes. «La cultura del trabajo y el esfuerzo, de digerir la recompensa más allá de hoy mismo, no está en boga. Seguro que los sociólogos tienen tema para discutir sobre eso», reflexiona Peñalver.
En la Región fue un mito. Tanto, que ocupó durante unos cuantos años la Dirección General de Deportes, hasta que fue destituido hace cuatro años. Ahora da clases en la Universidad Católica de Murcia en su carrera (Ciencias de la Actividad Física y del Deporte) y mata el gusanillo con el atletismo siendo directivo de la nueva Federación Española que preside Raúl Chapado y compitiendo en veteranos en lanzamiento de peso; como tal participó en el Campeonato de España en su categoría.
Fuente: La Verdad